Política fiscal y cambio climático
Fecha
2021Autor
Banco Interamericano de Desarrollo, BID
Delgado, Raúl
Huáscar, Eguino
Aloisio, Lopes
Metadatos
Mostrar el registro completo del ítemResumen
Los esfuerzos para impulsar el
crecimiento económico después
de los estragos causados por la
pandemia de COVID-19 ofrecen la
oportunidad de invertir en un mejor tipo de
desarrollo que permita incrementar sustancialmente
la capacidad adaptativa ante
los impactos físicos del cambio climático
y transitar hacia cero emisiones netas de
carbono. Afortunadamente, existe una evidencia
abundante a nivel internacional que
muestra que planificar adecuadamente
la transición a economías verdes ofrece
importantes oportunidades económicas
y de desarrollo que crearán más y mejores
empleos. Por ejemplo, un estudio reciente
del Banco Interamericano de Desarrollo
(BID) y la Organización Internacional de
Trabajo (OIT) destaca que, en una transición
progresiva a cero emisiones netas, la
región de América Latina y el Caribe podría
crear 15 millones de empleos netos para
2030 (Saget, Vogt-Schilb y Luu, 2020).
Para limitar el calentamiento global
a entre 1,5 °C y 2 °C sobre los niveles
preindustriales es necesario reducir
sustancialmente las emisiones para 2030
y alcanzar cero emisiones netas para
2050 (Masson-Delmotte et al., 2018). No
obstante, los esfuerzos internacionales
para afrontar el cambio climático aún
son ampliamente insuficientes, lo que
genera riesgos no menores para todas las
economías y las finanzas públicas.
Los eventos climáticos extremos pueden
ocasionar grandes pérdidas humanas,
daños económicos significativos y una
fuerte presión sobre las finanzas públicas.
Por ejemplo, se estima que la ocurrencia
de al menos un evento climático extremo
por año se asocia a un incremento del
déficit fiscal del 0,8% del producto interno
bruto (PIB) para los países de ingreso
mediano bajo y del 0,9% del PIB para el
grupo de ingreso bajo en América Latina
y el Caribe.
Por otro lado, la mayor producción de
energía de fuentes renovables y la creciente
electrificación del transporte público y
privado en el mundo harán que disminuya
la demanda de productos a los países exportadores
de combustibles fósiles de la
región, lo que puede afectar de manera
relevante a sus ingresos fiscales.
Los países de la región deben hacer
esfuerzos adicionales para interiorizar
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POLÍTICA FISCAL Y CAMBIO CLIMÁTICO
plenamente estas oportunidades y retos
al conjunto de actividades económicas y
de gobierno desde el punto de vista de
política pública, planificación y financiamiento.
Por ejemplo, el reporte LEDS en
LAC 2019 (Calero et al., 2020) encontró
que de los 21 países de América Latina y el
Caribe estudiados, solo dos contaban con
estrategias nacionales de mitigación con
una visión para 2050. Y solo otros cuatro
disponían de estrategias de financiamiento
de los compromisos adoptados bajo el
Acuerdo de París.